Gente en sitios | 2013 | Dirección: Juan Cavestany Guión: Juan Cavestany Reparto: Maribel Verdú, Adriana Ugarte, Alberto San Juan, Antonio de la Torre, Santiago Segura, Coque Malla, Ernesto Alterio, etc.
Gente
sin su sitio
He de reconocer que mientras veía Gente en sitios, se me vinieron a la mente sensaciones muy
contradictorias sobre el film de Cavestany. Lo que estaba viendo me divertía y
atraía; pero también me sentía desconcertado. Al acabar, no logré encontrarle
ni sentido ni nexo a lo que acaba de experimentar. Pero durante los días siguientes,
mi mente le dio muchas vueltas a la película hasta que logró comprenderla y
apreciar la gran obra que es.
Gente
en sitios es una película que habla sobre la desorientación de la
sociedad actual española, esa sensación que gran parte de nosotros tenemos de
no saber qué hacemos aquí ni qué va a ser de nuestro futuro, dadas las
circunstancias. No es tanto por la crisis económica del país (que también),
sino por la crisis moral y de identidad de España y los españoles. Somos gente
en sitios. Fijaos en la despersonalización que supone el título del film. No
son Juan en su casa con su familia, ni María en su nuevo trabajo; son gente
cualquiera que no se sienten identificados ni con ellos mismos ni con su lugar
en el mundo.
¿Cómo nos cuenta esto Cavestany? Lo fácil hubiera sido
contarnos la historia de los problemas familiares de Juan o la situación
financiera desesperada de María. Pero el director prefiere prescindir de la
narración convencional y se centra en llevar al espectador también hacia ese
estado de desorientación. Presenciamos atónitos cómo este collage de historias
inconclusas se van sucediendo sin relación alguna. Me parece especialmente
inteligente el hecho de que cada historia se corte siempre cuando va a llegar a
llegar a su resolución; Cavestany es consciente de las expectativas narrativas
que tenemos como espectadores acostumbrados al cine convencional, y juega con
ellas para llevarnos hasta la sensación que busca sembrar en nosotros. Pronto
estamos tan perdidos, que Cavestany podría grabar nuestra cara viendo su
película y que fuéramos un personaje desarraigado más de los que componen Gente en sitios.
Este planteamiento puede gustar más o menos, pero hay una
serie de logros que independientemente de nuestra opinión sobre el film, hay
que atribuirle a Juan Cavestany. La primera, que el planteamiento formal es
totalmente coherente con lo que quiere contarnos, aunque resulte paradójico
dada la aparente incoherencia de la obra. La segunda, su espíritu emprendedor,
con el que gracias a sus ideas y su cámara, sale a pelear por crear una
película en unos tiempos en los que la situación de la industria no invita a
ello. Y por último, su vocación reivindicativa con respecto a las pésimas
circunstancias en las que nos encontramos. Rossellini, De Sica y compañía se
echarían las manos a la cabeza si vieran la autocomplacencia y poco compromiso
del cine actual, cuando llevamos ya 6 años de crisis. Propuestas como esta
siempre son de agradecer, aunque por desgracia sean excepciones.
Fdo: PabloManchadoC
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