lunes, 21 de abril de 2014

Sexo y terror: lo que Freud le diría al monstruo de Frankenstein

El gabinete del Dr.Caligari

‘’La obra artística traza un hiato entre la represión pura de lo siniestro y su presentación sensible y real’’. Estas palabras de Sigmund Freud vienen a aplicar a sus tesis psicoanalíticas la cualidad que muchos otros pensadores han relacionado con el arte, y es la de cristalizar algo tan abstracto como son las emociones humanas, en una obra concreta perceptible por nuestros sentidos. O como dijo Ricciotto Canudo en El manifiesto de las siete artes (1911), en el que reivindicaba al cine como el arte definitivo, ‘’convertir lo efímero en eterno’’. Pero volviendo al mundo del subconsciente freudiano, no son pocos los ejemplos en los que, confirmando las ideas del padre del psicoanálisis, hemos visto reflejados en la obra cinematográfica los impulsos más primarios y a menudo reprimidos de la mente humana. A veces de manera directa y con la menor mediación posible de la razón, como pretendía el cine surrealista, y otras veces escondido en propuestas más convencionales, como puede ser el cine de terror, en el que vamos a centrarnos en este texto. Como veremos, precisamente en este género, se dan la mano constantemente el miedo (la muerte, la violencia) con el sexo. Una paradoja que une dos conceptos aparentemente tan contrarios y, sin embargo, tan inseparables, pues ambos nacen juntos en lo más profundo e instintivo de nosotros mismos.